viernes, 16 de mayo de 2008

Uribe, Chávez, Correa y los computadores
de Raúl Reyes


J. Enrique Cáceres-Arrieta


El 4 de febrero de 1992 estaba yo en las cercanías del Palacio de Miraflores cuando de repente se oyeron estruendos como de granadas y metralleta. De inmediato un canal de televisión informaba sobre un intento de golpe contra Carlos Andrés Pérez, presidente de Venezuela. Entre los golpistas estaba Hugo Chávez que por malabares de Rafael Caldera, sucesor de Pérez, quedó en libertad. ¿Se estará arrepintiendo Caldera de su decisión? Yo lo estaría.
Desde luego, no toda la culpa de la ascensión y permanencia de Chávez en el poder es del veterano político, pues la clase política de ese país y el pueblo tienen su cuota de responsabilidad. ¿A cuenta de qué viene la anécdota? A que las consecuencias de las caídas y malas decisiones suelen darse lentamente, pero repercuten más allá de nuestro entorno. Quien toma decisiones equivocadas y anda en trampa no se daña solo. Afecta a otros; a veces a futuras generaciones.
Lo ocurrido en la frontera colombo-ecuatoriana el 1 de marzo no fue una invasión. Fue una violación del territorio ecuatoriano, y eso lo admitió Colombia en la OEA y en el Grupo de Río en Dominicana; mas Correa sigue atizando la candela porque -según los ya comprobados documentos de los computadores de alias Raúl Reyes- él y Chávez están involucrados con los terroristas de las Farc.
¿Cómo interpretar el apoyo y albergue a los narcoterroristas? ¿Qué pensar de alguien que guarda un minuto de silencio por la muerte de un terrorista, y rehúsa llamar terrorismo las actuaciones de las Farc? ¿Cómo debemos entender el apoyo financiero de las Farc a Correa, que revelan los computadores? Hay incrédulos cuando no les conviene creer, pero son crédulos cuando les conviene creer. En política, algunos eligen creer al narcoterrorismo y a gente mitómana y megalómana como Chávez; sin embargo, censuran al Gobierno legítimo de Colombia, país con la democracia más antigua de nuestra América. ¿Por qué? Porque Chávez es comprador de conciencias y representa un poder económico y petrolero inmenso; asimismo, porque por la plata y el petróleo baila el mono y su familia.
En realidad, el eje del mal en Sudamérica no es Colombia como cree Correa y bien lo corrigió Rodríguez Zapatero en España. El problema lo representa quien defiende, asila a los amigos de los terroristas y financia el terrorismo y a las Farc que desde hace muchos años perdieron la brújula ideológica para incursionar por el camino del terrorismo, el narcotráfico, el secuestro y la extorsión. Anhelan el poder pero a través de las armas. No se atreven a incorporar a un proceso de paz, enfrentar la justicia e ir a las urnas porque saben que el país los aborrece y no quedarían ni para recoger balones. El colombiano promedio no los quiere debido a que sus bestialidades alcanzan casi siempre al ciudadano de a pie.
Chávez sigue acusando a Uribe de ser “cachorro” del imperio yanqui y calificó el informe de la Interpol como un “show de payasos”; temo que quien hizo el show en televisión fue Chávez. Percibo a Uribe como un aliado del Gobierno estadounidense, no como un servil; empero, sí es manifiesto que Chávez besa los pies y sigue las directrices de Fidel Castro. “Nunca morirás, Fidel. Tú siempre vivirás [...]”, dijo el venezolano al cubano en su lecho de enfermo. La verdad es que Gustavo Adolfo Bécquer sigue teniendo razón cuando escribió: “¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!”. Basta que el dictador caribeño muera y pasen los años para ser olvidado y solo recordado como lo que es: un tirano que con mano dura calló opiniones contrarias, pues prefería el eco a la voz. Ese es el sendero que su discípulo Chávez ha elegido para la nación de Bolívar. ¿Será el mismo camino seleccionado por Correa para Ecuador? Temo que sí. Chávez, Correa y Daniel Ortega deberían mirarse al espejo de Evo Morales, quien en agosto enfrentará un referendo de revocatoria de mandato en Bolivia por su mal gobierno, pues a los gobiernos no se va a improvisar.
Contrario a lo que Chávez y Correa han estado vociferando a los cuatro vientos, alegando que la información de los computadores de alias Raúl Reyes había sido manipulada o que era imposible que dichos portátiles pudieran resistir el bombardeo en el cual fue abatido el segundo en el mando de las Farc, hoy sabemos que para la Interpol “[...] no hubo ningún tipo de alteración [...] de los datos de la evidencia computacional”. Visto de otro modo, Hugo Chávez y Rafael Correa han estado mintiendo.
Antes de que se complique la situación en sus países al levantarse sus pueblos por ver la clase de gobernantes que tienen, mi sugerencia a Chávez y Correa es: ¡Señores, renuncien! Son patéticos y solo sus incondicionales les creen. Sus naciones no merecen presidentes como ustedes. ¿Qué pensaría el Libertador si oyera y supiera lo que ustedes dicen y hacen? ¡Desearía quedarse en su tumba por las necedades dichas y hechas por ustedes!



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