lunes, 28 de julio de 2008

La niñez de Jesús

Como recordaremos, hay especulaciones en cuanto a la niñez del Señor Jesús. Algunos piensan que Jesús antes de comenzar su majestuoso e incomparable ministerio hacía pajarillos de arcilla cuando era niño y los hacía volar; y ya grande fue a Cachemira a iniciarse como iluminado. ¡La gran flauta!
Verdad es que el Evangelio no habla de la niñez de Jesús, sino de su ministerio de adulto. Sin embargo, Lucas, considerado por los arqueólogos como un excelente historiador, nos habla de una situación vivida por Jesús a los doce años en el templo, y de que Jesús “vino a Nazaret, donde se había criado [gr. anatrefo = criar, nutrir], y en día sábado entró en la sinagoga, según su costumbre”. (San Lucas 2: 41-52; 4: 16) (Algunos dudaron de la existencia de Nazaret, pero descubrimientos arqueológicos demostraron la existencia de ese pueblito, que para muchos judíos como Natanael era insignificante [San Juan 1: 46]) Ahí está, eso está más claro que el agua de la tinaja de mi abuela. ¿Qué queremos decir cuando manifestamos “me crié en el pueblo tal”? Pues que fue allí donde me desarrollé, crecí y nutrí mi intelecto y emociones. Esto responde la pregunta dónde estuvo metido el niño Jesús. Si Cristo Jesús era el hijo mayor de una familia numerosa, y su padre adoptivo era carpintero, ¿qué pudo haber hecho el niño y joven Jesús en esos tiempos? ¡Trabajar en la carpintería! Blanco (o coloradito) es, la gallina lo pone y frito o sancochado se come, ¿qué será? ¡El huevo!
“Según su costumbre”. ¿Qué significa? Que era una costumbre o hábito de Jesús ir a la sinagoga los sábados. Esto echa por tierra la falsa creencia de que Jesús estuvo en tal o cual lugar fuera de Israel a fin de aprender filosofías y religiones esotéricas. ¿Qué quiero comunicar al decir que religiosamente y siguiendo la falsa creencia de que “tomar dos litros de agua al día favorece la salud” tomo ocho vasos diarios de agua? Que todos los días, sin fallar ni uno solo, bebo ocho vasos diarios de agua. Pues si para mí es como una religión tomarme ocho-vasos-diarios-de-agua, ¡cuánto lo habrá sido para Jesús, como judío piadoso que era, ir a la sinagoga los sábados a orar y leer la Torah! Cuando el incrédulo quiere buscarle la quinta pata al gato o ganar protagonismo y dinero no sabe ni qué tontería inventar y escribir. Clásico ejemplo de los medios que recurren al sensacionalismo, amarillismo o a la pornografía para vender, o el que para obtener fama y dinero inventa una relación amorosa entre Jesús y María Magdalena. Sí, Jesús y María Magdalena se amaban: Él la amaba como ama a cualquier pecador, y ella lo amaba como cualquier pecador ama a quien le ha perdonado y librado de su carga de mala conciencia.
Uno de los absurdos oídos de quienes pararon bolas a una novelilla blasfema aparecida en 2003 y que exacerbaba el morbo de las gentes es que por ser Jesús un rabino tenía que ser casado. ¿De dónde rayos sacaron que Jesús era un rabí convencional? Señalan que Jesús lo era porque los discípulos y María Magdalena lo llamaban así. Que tales personajes llamaran a Jesús rabí o maestro no quiere decir que Jesús sea un rabino o maestro tradicional; esto es, estudiado a los pies de algún rabino judío. Jesús no necesitaba ir a ninguna escuela o universidad, pues lo sabe todo. Sus discípulos lo llamaban Maestro y Rabí debido al profundo respeto y admiración que profesaban a Jesús, pues enseñaba no como los escribas, sino como quien tiene autoridad celestial. (San Marcos 1: 22)
En suma, se ha demostrado que muchos son los desatinos aparecidos en la susodicha novela que los enemigos del cristianismo en su momento enarbolaron como teorías susceptibles a ser leyes. Para empezar, no sé de qué hechos reales se agarraban para llamar “teorías” afirmaciones de un género literario tan engañoso como la novela. En pocas palabras, más es la ficción (de mala fe) que la realidad en novelas como esas que pretenden enlodar el Nombre del resucitado Cristo histórico. (En sentido económico, esos autores se salen con la suya pues logran amasar millones de dólares gracias a morbosas y blasfemas novelas. ¡Qué crédulos y qué incrédulos son muchos cuando les conviene!)
San Pablo habla de esos que “teniendo comezón de oír [y leer] amontonan maestros conforme a sus propias pasiones [retorcidas], y apartan el oído de la verdad y se vuelven a las fábulas”. (2da Timoteo 4: 3, 4) ¿Qué busca un sujeto con una historieta acerca de una relación sexual entre Jesús y María Magdalena? ¿Será fama y dinero al exacerbar el morbo de la gente? ¿Será que persigue justificar sus conflictos sexuales, morbo o incredulidad en Jesús? De hecho, sé de grupos que afirman que entre David y Jonatán, hijo del rey Saúl, hubo no una relación normal de amigos que se aprecian y aman de verdad, sino una relación homosexual. ¿Qué pretenden justificar al señalar tal absurdo? ¿O por qué será que hoy no se cree que entre una mujer y un hombre puede haber una linda relación de amistad y respeto sin haber sexo de por medio? ¿Será que el ladrón juzga por su condición de ladrón? Hay demasiado morbo y malicia en las mentes de muchos. También existen ansias de robar cámara y protagonismo. Lo lamentable es que no pocos ilusos les siguen la corriente a estos “expertos”. Hay de todo, ¿no? En todas partes se cuecen las habas, dice mi abuela. “Por la plata baila el mono” y su familia, reza el sabio adagio.
Después de la publicación de tal “Código” -que a leguas divisamos intentó ingenuamente enlodar el Nombre de Jesús-, fue escrito un sinnúmero de pasquines que presumían dar con las claves para descifrar el “código”, queriendo pescar en el río revuelto de la fama y millones de copias vendidas del autor. La danza de millones de dólares de copias vendidas en varios idiomas y países, surgida del mal gusto de este tipo de ¡novelas! pobres (vendibles en Salsipuedes) en contenido, es gracias a que aviva el morbo de las gentes y apela a la curiosidad del humano. ¿Por qué crees que la pornografía genera mundialmente unos 150 mil millones de dólares al año, superando a otras industrias? Lo que despierte las bajas pasiones humanas moverá más dólares que cualquier otra empresa. ¡He ahí el porqué del éxito obtenido por los explotadores sexuales de niños y la trata de blancas!
Observemos algo: para la mayoría de personas no es tragedia griega que un hombre soltero o casado se acueste con una mujer soltera o casada. Según algunos, tampoco sería pecado si Jesús hubiese sido el marido de María Magdalena o de cualquier otra mujer, o incluso que fuera homosexual como asegura una película. Si Jesús fuera un tipo común y corriente, ello no fuera nada extraordinario. Mas, ese no es el quid del asunto ni lo que tratan de pervertir los que escriben y hablan de una relación marital entre Jesús y María de Magdala, o de que Jesús era homosexual. Lo que los enemigos de la verdad evangélica intentan demostrar sin lograrlo es que Jesús no era ni es Dios hecho Hombre, como asevera el Evangelio, que es muy diferente. Según esos “expertos” historiadores, Jesús fue un hombre y un profeta más de la Historia.
Una sociedad enferma sexual, machista y permisiva no percibe la gravedad de las acusaciones de que yo tenga relaciones sexuales con la mejor amiga de mi esposa. Por el contrario, muchos lo verían plausible y hasta imitable. Mas es imperdonable que señalen que mi mujer me pone los cuernos con mi mejor amigo. “¡Arrójenla a la hoguera!”, gritarán indignados machos e histéricas mujeres machistas. Ni lo uno ni lo otro es admisible en una pareja de cristianos comprometidos con Jesús.
En civilizaciones libertinas e irrespetuosas de las convicciones, creencias, ideologías o prácticas de otros cualquiera que irrespete la honra de las personas puede decir, escribir y producir para cine o televisión cuanta basura y porquería desee, todo con el fin de ganar unos pesos y protagonismo. Empero, de ahí a probar que ello sea verdad hay una insondable diferencia. Desde luego, aunque lo publicado sea mentira hace irreparable daño al buen nombre y honra de una persona. (En una crítica muy acertada de Cantinflas en su película Caballero a la medida, este asegura que, aunque se aclaren los hechos, nadie le quitará de encima el bochorno de una falsa acusación) Por tal razón la ineludible y demandada responsabilidad de quien produce cine y televisión, escribe o expresa opiniones verbalmente. Pues bien, durante siglos, irreflexivos e hinchados expertos han escrito sobre Jesús cuánta inmundicia les ha salido del corazón podrido que tienen. (¿Será que lo hacen porque saben que Jesús no los demandará legalmente?) Pero de ahí a que demuestren que lo escrito o vociferado sea verdad, hay un mundo de diferencia, querido Saltamontes, diría el maestro al discípulo. Nadie convierte en verdad las falacias sobre Jesús por el simple hecho de afirmarlas. Y quien las crea es un necio. Ya lo dijimos: La inocencia se presume; la culpabilidad se demuestra.
Ya consideramos que por razón de finitud mental y limitaciones propias del humano y por la infinitud de Dios es imposible entender una verdad como la doble naturaleza de Jesús (Dios-Hombre) y otras verdades bíblicas; sin embargo, ello no las anula. Es mi problema y decisión si no las creo o rechazo. Mas la verdad sigue siendo verdad la crea o acepte yo o no. En resumen, la verdad del Evangelio del Nuevo Testamento es: Jesús es Dios hecho Hombre, murió, fue sepultado, resucitó corporalmente y vendrá de nuevo a poner orden en el mundo. “Nosotros no convertimos a las declaraciones en verdaderas o falsas por afirmarlas o negarlas”, pues su veracidad o falsedad se da en función de su relación con los hechos que se pueden descubrir, no de su relación con los juicios emitidos por el humano, sostiene Mortimer Adler.
Además de Lucas, Mateo y Marcos registran la visita que hiciera Jesús a Nazaret, donde se crió. Escribe el evangelista Marcos: “Salió Jesús de allí, y vino a su pueblo [Nazaret], y le acompañaban sus discípulos [sus hermanos en la fe]. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y los muchos que le escuchaban [sus ex vecinos] estaban asombrados y decían: ‘¿De dónde le viene esta forma de enseñar? ¿Y qué sabiduría es ésta que se le ha dado? ¿Y tales milagros que se realizan mediante sus manos? ¿No es éste el carpintero [los nazarenos sabían que Jesús había ejercido la carpintería toda la vida], el hijo de María y hermano [gr. adelfos] de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿Y no viven sus hermanas aquí con nosotros?’. Y se escandalizaban a causa de él. Y Jesús les decía: ‘No hay profeta sin honra, excepto en su propio pueblo, entre sus parientes, y en su casa’. Y no podía hacer allí ningún milagro [gr. dunamis = poder], excepto que sanó a unos pocos enfermos poniendo las manos sobre ellos. Y se asombró de la incredulidad de ellos”. (San Marcos 6: 1-6)
Abramos un paréntesis y notemos algo interesante: quienes vieron y experimentaron los milagros y hechos portentosos que hacía Jesús nunca se atrevieron a negar tales hechos. Una vez sí los atribuyeron a Beelzebú, príncipe de los demonios. Pero jamás los negaron o rechazaron. En cambio, los filósofos, cientificistas y fanáticos racionalistas modernos y mis contemporáneos, que no han visto nada y viven a miles de kilómetros de los lugares de los hechos y a más de dos mil años de tales milagros, y que, además, no se toman el trabajo de investigar los testimonios de quienes se encuentran con Jesús ni si los milagros en realidad ocurren, se encierran en oficinas refrigeradas y se sientan frente a un computador a escribir tonteras y a filosofar que los milagros no pueden suceder porque son contra ciertas leyes de la naturaleza (más adelante consideraremos esto en detalle) y que los hechos narrados por los evangelios son difíciles de demostrar; como si Dios fuera humano y estuviera sujeto a leyes naturales y el idolatrado método científico fuera el filtro para determinar lo que es o no científico. Esto es, los milagros, según estos “expertos” y sabiondos, no ocurren por el simple hecho de que ellos no quieren que sean posibles, y afirman dogmáticamente y a priori que son imposibles. Conforme a esos filósofos, las gentes de antes eran “analfabetas” y más brutas que las de ahora. Ni hablar del hombre “prehistórico”, pues, según ellos, era un “imbécil” que andaba en cuatro patas haciendo bestialidades. Se basan en pocas y aisladas evidencias y supuestos para desarrollar todo un cuerpo de hipótesis y teorías absurdas. Si leyeran cuidadosamente la Biblia y la creyeran, se darían cuenta que el Libro de Dios sí habla de esos tiempos antes de que otros tomaran nota de ello. Cierro el paréntesis.
¿Qué tenemos en Marcos 6: 1-6 citado arriba? Las gentes que conocían a Jesús desde bebé, niño, preadolescente, adolescente y adulto no creyeron en Él. (El Evangelio registra que ni sus hermanos en la carne creyeron en Jesús al principio de su ministerio) Pongámonos en los zapatos de esas personas. Observemos: habían visto al niño Jesús correr por las calles polvorientas de Nazaret, jugar con otros niños y sus hermanos de carne, hacer amistades. Lo vieron cuando creció y se desarrolló como un jovencito que, aunque diferente en su comportamiento y manera de hablar, era de todos modos un niño. Los vecinos de Jesús lo observaban salir y entrar de su casa, atender los negocios de José, su padre adoptivo, al que el pueblo entero consideraba el padre biológico de Jesús. Esas gentes eran testigos de cómo trabajaba duro el joven Jesús para sostener a su madre, hermanos y hermanas, puesto que, según se cree, José murió bastante joven. Durante treinta años los vecinos y las gentes que vivían alrededor del barrio de Jesús lo veían. Y un buen día, cumplidos los treinta años, Cristo Jesús empieza su grandioso ministerio y se manifiesta como lo que es en realidad: el Hijo de Dios, o, como me gusta llamarlo para ayudar a los que la santísima Trinidad los enreda: Dios manifestado en la carne. No es para menos que los vecinos de Jesús estuvieran incrédulos. ¿Cómo habríamos reaccionado tú y yo ante semejante situación? Fácil es criticar, lo difícil es cómo accionaríamos o reaccionaríamos en la misma circunstancia. Jesús no se asombró solo por la incredulidad de ellos, sino también por su exacerbada hostilidad hacia lo que Jesús decía y hacía, pues se “escandalizaban a causa de él”.
Los nazarenos pensaban que conocían a Jesús. Por tal razón se escandalizaron cuando oyeron y vieron lo que Jesús enseñaba y los milagros que hacía. (No olvidemos que somos incrédulos por naturaleza y nos resistimos a creer en milagros, aunque seamos cristianos) Conocían la cara del Jesús humano, de aquel que cuando era niño hacía travesuras con otros niños; del Jesús que se cansaba, lloraba, trabajaba y transpiraba para alimentar y sostener a su familia, mas no conocían al Cristo, al Mesías enviado desde los cielos por el Dios y Padre de amor que lo que más ansiaba era que sus criaturas descarriadas volvieran al redil y se libraran de las desastrosas consecuencias del pecado. De aquel primer pecado heredado del primer ser humano que pisara la Tierra: Adán.
Un postulado naturalista y ridículo es propuesto por el escritor inglés Ian Wilson, quien cree que Jesús era un maestro del hipnotismo, que en realidad no hacía milagros sino que manipulaba a las gentes; y fracasó en su pueblo Nazaret porque entre su gente que lo conocía mejor, aquellos que lo vieron crecer como un niño común, no tenían el asombro y el misterio necesarios para el éxito de cualquier hipnotizador. Wilson también se apoya en un caso de un chico de 16 años que por medio de la sugestión hipnótica fue sanado de un serio trastorno dermatológico con el fin confirmar su postulado de que la hipnosis logra milagros y sanidades.
Como asegurara el doctor en sicología clínica Gary R. Collins, una prominente autoridad estadounidense en conducta humana, Wilson tiene mucha “fe” en la hipnosis y su argumento es interesante pero no resiste un análisis por estar lleno de agujeros. El primer inconveniente para el postulado de Wilson es que habla de un montón de gente hipnotizada, y no todo el mundo tiene la susceptibilidad para ser inducido al hipnotismo. Segundo, la hipnosis por lo general no funciona con gente escéptica o dudosa. (¡Pregúntenselo a Tony Camo!) ¿Acaso pudo Jesús hipnotizar a los escribas, fariseos, líderes religiosos y a Saulo de Tarso? Tercero, la hipnosis no puede explicar la tumba vacía de Jesús. ¿Hipnotizó Jesús a sus adversarios para que aceptaran que la tumba estaba vacía? Cuarto, en el milagro del agua convertida en vino, Jesús no se dirigió a los invitados a la boda, sino al maestresala. Quinto, la sanación de piel que menciona Wilson fue progresiva. Los milagros de Jesús, hemos observado, son instantáneos en un 99. 99. (11)
La gente que pretende dar explicaciones naturalistas a lo sobrenatural se agarra de todo -por absurdo que sea- para tratar de salirse con la suya, o dicen que las ciencias naturales ahora no tienen una explicación pero llegará el día en que la tendrán. “Claro, Pacho, espérala acostado porque sentado te cansarás”, diría mi abuelita.
A mi parecer, ese pasaje de Marcos demuestra sin lugar a equívocos que Jesús de Nazaret se crió, educó y vivió como un ser humano común y corriente en su pueblo natal, hasta que llegó el día de su gran manifestación a fin de cumplir el Plan de redención a favor de la humanidad. Siendo el Hijo de Dios, no tenía que salir de Israel a instruirse para dominar la metafísica y conocer esoterismo, pues ante sus ojos no hay nada oculto o escondido, y conoce además toda ciencia, religión y filosofía. No hay científico convencional, teólogo o filósofo que se le compare. ¿Quién le podría enseñar a Aquel que fundó la sabiduría y la inteligencia? ¿Quién osaría instruir al Consejero por excelencia? ¿Quién enseñaría a sanar al Diseñador del cuerpo humano? ¿O a hacer milagros al Creador del universo y la vida inteligente?
Pues bien, Jesús, por ser el Hijo de Dios, Dios hecho Hombre, es el Único que puede reconciliarnos con Dios el Padre y librarnos del fuego del infierno eterno después de la muerte. (2da Corintios 5: 18, 19) El historiador cristiano Philip Schaff citado por Guillermo Briseño en el libro Cómo ayudar en la cristianización del mundo, escribió:

Jesús de Nazaret, sin dinero y sin armas, ha conquistado más millones que Alejandro, César, Mahoma y Napoleón. Sin ciencia ni conocimiento [seculares], ha arrojado más luz sobre lo humano y lo divino, que todos los filósofos y eruditos puestos juntos. Sin la elocuencia de los académicos habló palabras de vida que nunca antes habían sido pronunciadas y que nunca podrán ser superadas. Produjo efectos que están fuera del alcance del orador y del poeta. Sin haber escrito él mismo ni una sola línea, ha puesto en movimiento más plumas y ha provisto el tema para más sermones, oraciones, debates, obras de arte, enciclopedias e himnos de alabanza, que la legión de grandes hombres antiguos y contemporáneos. Nacido en un pesebre, y crucificado como un malhechor, controla el destino del mundo civilizado y gobierna un imperio espiritual de alcance mundial. (12)

Ese Jesús de Nazaret dio Su vida por ti y por mí porque nos ama. Nunca tiene palabras de reproche sino de amor y misericordia. Y, aunque le fallemos y seamos infieles, Él permanece fiel; un día volverá para pedirnos cuenta y reinar en el planeta con los que aman su venida.

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